Riba de Saelices
Muy cerca de Sacecorbo, al amparo de la torre y la cueva de Los Casares de estableció en el siglo X una comunidad de campesinos y soldados musulmanes que levantó un poblado de 3 hectáreas de extensión. Las casas se construyeron con cimientos de mampostería en seco apoyadas directamente sobre la roca. La cueva serviría como refugio en caso de peligro y para encerrar el ganado.
Se trata de uno de los lugares con arte rupestre paleolítico más importantes del centro de la península Ibérica, con ocupaciones correspondientes al Paleolítico Medio y Superior, Calcolítico y Alta Edad media. Las representaciones artísticas corresponden a un periodo comprendido entre 14.000 y 10.000 años antes de la actualidad, en el Paleolítico Superior.
Declarada Monumento Nacional desde el 18 de septiembre de 1935, la Cueva de los Casares contiene sobre sus paredes una serie de grabados del Paleolítico que la convierten en el yacimiento de arte rupestre más importante del interior de la Península Ibérica.
Sus primeros investigadores, los arqueólogos Juan Cabré Aguiló y su hija Encarnación Cabré Herreros, descubrieron y dieron a conocer más de un centenar de figuras en distintas publicaciones científicas, algunas de carácter internacional.
Estos grabados han sido objeto de la atención de los más reconocidos investigadores internacionales sobre Prehistoria, que han establecido edades de entre 30.000 y 15.000 años de antigüedad para su ejecución.
La escasez de este tipo de representaciones en la Meseta Ibérica y la complejidad que reúnen, motivan que hayan sido la base para nuevas propuestas científicas sobre la evolución del arte paleolítico, despertando interesantes debates sobre la capacidad y audacia artística de los primeros pobladores de la Comarca de Molina de Aragón.
Entre las representaciones de la cueva destacan, por un lado, las de fauna, entre las que sobresalen varias especies como el rinoceronte, el ciervo, el caballo, el glotón y los peces realizados con gran naturismo; y por otro las representaciones humanas en diferentes actitudes, unas de la vida cotidiana y otras de difícil interpretación.
Es especialmente interesante una controvertida escena, que algunos investigadores consideran la primera representación de una ceremonia de ritual sexual o hierogamia, encontrada en España.
Para visitar la cueva contactar con la Asociación de Amigos del Museo de Molina, llamando al teléfono 949 831102.
El origen de la cueva de Los Casares
La Cueva de Los Casares es una cavidad de origen kárstico con una única galería, excavada por el agua en las calizas y dolomías del Triásico Medio (Muschelkalk) hace 235 millones de años. Se encuentra en los alrededores de La Riba de Saelices (Guadalajara) ubicada en la ladera oriental del valle trazado por el río Linares, a los pies del escarpe rocoso. Esta cavidad fue utilizada por el hombre prehistórico desde hace 80.000 años y en ella dejó sus representaciones artísticas en los periodos comprendidos entre 14.000 y 10.000 años atrás.
En su interior se han encontrado restos óseos de animales coetáneos con el hombre prehistórico, que nos aportan una valiosa información de cómo eran las condiciones medioambientales en las que vivía. De esta manera, las excavaciones paleontológicas realizadas en la cueva han recuperado huesos pertenecientes a pantera, oso de las cavernas, ciervo, caballo, hiena, lobo y rinoceronte, junto con los de otros animales de menor tamaño, como marmota, castor, murciélago, etc. Este repertorio faunístico nos revela la existencia de un clima más frío que el actual, propio de finales de la última glaciación.
La Cueva de «Los Casares» tiene un recorrido de aproximadamente 230 metros de longitud. Su altura varía entre los 1’50 y 6 metros y sus galerías tienen una anchura de entre 0’40 y 3 metros.
Espeolotemas del interior de la Cueva de Los Casares (No visibles en la visita).Dentro de la cueva podemos observar todo tipo de espeleotemas, con algunas zonas activas y otras inactivas: Estalactitas, estalagmitas, columnas, marmitas de disolución, coladas, etc.
En la cavidad se encuentran antiguos rellenos detríticos actualmente desmantelados por posteriores etapas de erosión, algunos de los cuales se encuentran colgados a notable altura, lo que evidencia una compleja historia de circulación de agua y sedimentos a través de la cueva. Esta historia, de manera muy simplificada, se puede resumir de la siguiente manera:
Espeolotemas del interior de la cueva. Hace alrededor de 235 millones de años se depositaron rocas calizas en un mar poco profundo en zonas muy cercanas a su costa. Estas calizas serían enterradas por sedimentos posteriores, sufriendo diversos tipos de trasformaciones químicas debidos, sobre todo, a la circulación de fluidos. El resultado sería que las calizas se transformaron en una roca muy similar, pero ligeramente diferente desde el punto de vista de su composición, llamada dolomía. Más de 200 millones de años más tarde, la erosión dejaría de nuevo al descubierto estas rocas.
Estalactitas del interior de la cueva.Al ser las dolomías relativamente solubles, la circulación de agua creó la cavidad, que durante cierto tiempo fue parecida a un río subterráneo. En ocasiones ese río transportaba más cantidad de sedimentos, que se acumulaban en su interior, formando los citados depósitos detríticos que, por su posición, indican que durante un tiempo, prácticamente, taponaron la cavidad. No obstante, con posterioridad, la circulación de agua los erosionaría dejando libre la cavidad y generándose los espeleotemas que vemos hoy en día.
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