En un hondo valle de la serranía, custodiada por dos cerros, se encuentra la población de Saélices de la Sal. Su nombre viene de la importante actividad industrial que durante siglos tuvieron sus salinas.
Hay referencias a su instalación desde el año 1203 aunque el aspecto que tienen en la actualidad es del siglo XVIII. En su larga vida las salinas han cambiado de propietarios y de estatus pasando de privadas a publicas en varias ocasiones, llegando a formar parte del Patrimonio Real. En el siglo XIX su explotación proporcionaba 9.320 fanegas de sal blanca, granulada y de buena calidad.
También sus técnicas evolucionaron y tras la guerra civil se sustituyeron las norias por motores, primero de combustible y más tarde de energía eléctrica. La producción de sal siguió en este periodo hasta los años 70, y hasta 1981, año en que finalizó su explotación, siguió la extracción de agua salada con fines industriales.